Sunday, March 11, 2018

¿Elecciones a la vista o un nuevo farol?




El farol haredi - Yehuda Shlezinger - Israel Hayom

Las implicaciones políticas de la reciente crisis de la coalición sobre la ley de conscripción entre los partidos seculares y los religiosos y que amenaza con forzar unas elecciones anticipadas, aún no están claras. De hecho, el polvo aún no se ha asentado después de que el partido ultraortodoxo asquenazi, Judaísmo Unido en la Torá (UTJ), amenazó con demorar la votación del presupuesto estatal a menos que se apruebe una enmienda a la Ley del Servicio de Defensa de Israel (la cual debe garantizar exenciones del servicio militar para los eruditos de la Torá). El ministro de Finanzas, Moshe Kahlon, por su parte, amenazó con retirarse de la coalición y ponerla fin efectivamente si el presupuesto no se aprueba antes del 15 de marzo.

La enmienda en cuestión, propuesta por UTJ, tiene como objetivo abordar un fallo del Tribunal Superior de Justicia de 2017 y que daba a la Knesset como plazo hasta septiembre para arreglar las exenciones militares que anuló anteriormente.

Pero a pesar de que la crisis aún no ha terminado, y de que su resultado final aún no está claro, el gato ya está fuera de la bolsa: el proyecto de ley de exención es un gran engaño.

¿Cómo lo sabemos? Lo sabemos porque los diputados ultraortodoxos se han rendido. Fueron arrinconados y capitulados. Inicialmente querían legislar una ley básica que fundamentara el estudio de la Torá en la constitución de facto que rige en Israel (en ausencia de una constitución escrita, Israel tiene "leyes básicas" constitucionales) como un interés nacional, lo que facilitaría las exenciones legales que desean, pero abandonaron estos esfuerzos.

Retiraron su demanda de un período de ajuste prolongado (lo que permitiría a la comunidad ultraortodoxa adaptarse a la nueva legislación, después de haber estado exentos del servicio militar obligatorio durante décadas), acordando acortar la ventana del ajuste por dos años. Incluso acordaron la estipulación de que si la comunidad ultraortodoxa no cumplía con los proyectos de cuotas establecidos por el Ministerio de Defensa, la nueva legislación sería revocada y el borrador obligatorio se aplicaría a todos.

La versión actual de la Ley del Servicio de Defensa de Israel pretendía demostrar al Tribunal Superior y a los ciudadanos del Estado de Israel que hay igualdad, o al menos que hay un plan para que los ultraortodoxos sirvan finalmente en las Fuerzas de Defensa de Israel. Entonces, ¿por qué hacen concesiones en tantas demandas, y de una manera que parece ponerlos en desventaja? Porque saben la verdad, en realidad no corren ningún riesgo. El proyecto de ley es un farol.

La ley, con todos sus detalles, fue formulada de una manera que asegura que las cuotas serán satisfechas por aquellos ultraortodoxos que ya se consideran "perdidos": delincuentes haredi, haredim modernos, seguidores de Jabad e individuos que se hubieran alistado de todos modos, por nombrar a unos pocos. Ellos saben muy bien que los estudiosos haredi que estudian en las yeshivot prestigiosas nunca serán reclutados.

Lo único que quieren los legisladores ultraortodoxos es decirle algo a sus electores. Necesitan una declaración oficial que puedan transmitir a los rabinos y al público ultraortodoxo, aliviando sus temores y prometiendo un futuro sin trabas para los buenos estudiantes de la Torá.

Ante la posibilidad de un reclutamiento obligatorio que solo afectaría a los márgenes de la población ultraortodoxa frente a resistir y arriesgarse a unas elecciones anticipadas, y quizas perder la mejor coalición que los partidos ultraortodoxos han disfrutado desde el establecimiento del estado, o peor aún, poder pasar a la poposición), su elección parece clara.

Arriesgar todo para proteger un farol parece mucho menos sabio.

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