Saturday, December 03, 2016

Los judíos de Aden (Yemen) recuerdan el pogrom desatado por la votación de la ONU sobre el plan de partición de Palestina - Ofer Aderet - Haaretz


Árabes prendiendo fuego a una escuela judía para niños en Aden, Yemen, durante una manifestación en contra de la partición de Palestina por la ONU, el 19 de diciembre de 1947.


Shimon Sasson, de 84 años, de Tel Aviv, tenía 15 años cuando estallaron los disturbios en la ciudad portuaria de Adén. Sucedió justo después del 29 de noviembre de 1947, la fecha en que las Naciones Unidas aprobaron el plan de partición de Palestina, allanando el camino para la fundación del Estado de Israel.

"Escuché las noticias sobre la votación de la ONU en la radio con mi familia, en nuestra casa de Aden" , comentaba Sasson esta semana. "Después bajamos a la calle y les dijimos a los que allí se habían reunido quien había votado a favor, quien en contra, y quienes se habían abstenido. Había una gran animación".

Pero la alegría fue prematura y fue reemplazada muy pronto por la alarma. "Lo que pasó fue totalmente inesperado y nos golpeó de una manera sorprendente", escribió Ovadia Tuvia, un representante de la Agencia Judía, describiendo el pogromo contra los judíos locales a sus superiores en la Tierra de Israel.

Hoy, 30 de noviembre, Israel conmemora el día que marca la salida y la expulsión de los judíos de los países árabes e Irán, un día conmemorativo oficial establecido por la Knesset hace dos años.

En Aden, que en esos momentos era una colonia británica y hoy es parte de Yemen, había una antigua comunidad de judíos de alrededor de 5.000 personas, los cuales vivían junto a la población árabe local. Los disturbios comenzaron el 2 de diciembre de 1947 y duró tres días. "En la noche del 2 de diciembre, los árabes comenzaron a quemar los coches judíos en las calles", recordó Sasson. "Al día siguiente, invadieron nuestro barrio. Las calles estaban totalmente vacías. Nosotros les tiramos botellas".

Un día después, los árabes comenzaron a incendiar las tiendas, negocios y hogares judíos. "Unas pocas familias huyeron de sus casas y corrieron a nuestra casa, que estaba en medio del barrio. Abrimos la puerta y entraron cinco familias", cuyos nombres aún recuerda.

Los líderes judíos acudieron a los británicos en busca de ayuda. En respuesta, enviaron una unidad de policías beduinas bajo un mando británico. "Fue entonces cuando comenzó el desastre", escribió Tuvia. "Los vándalos comenzaron a saquear las tiendas judías. Los policías se hicieron a un lado y sonreían. Un minuto más y se pudo ver como participaban en el saqueo y el pillaje".

Los británicos declararon un toque de queda. "Yo no sabía lo que era un toque de queda, así que fui a la azotea para ver lo que sucedía en la calle. Vi a un soldado allí con un rifle. Me agaché y me disparó". La bala no me dio, pero hirió a una chica de 15 años de edad que había encontrado refugio en su casa. "La bala le dio en la cabeza. Ella murió en el acto. Hubo una gran confusión en la casa". Tuvieron que esperar tres días hasta que pudieron trasladar el cuerpo para su entierro en una tumba colectiva.

"Cualquier judío que llamara para pedir ayuda o que hubiera subido a la azotea para apagar el incendio en su casa, o para escapar de ella, fue recibido con una lluvia de balas", escribió Tuvia, que había nacido en Aden en 1920, emigró a Palestina y regresó en 1945 para organizar la aliya al estado que pronto emergería. "Los desgarrados gritos desde el barrio judío rasgaron los cielos. Todos los hogares judíos tenían muchas marcas de agujeros de bala. Una casa fue enteramente quemada. Decenas de cuerpos cayeron, uno tras otro".

Gavriel David, que era un bebé en esos momentos, perdió su abuelo, Yihye, en los disturbios. Sus recuerdos se basan en las historias que escuchó de sus familiares. "Ochenta y siete judíos fueron asesinados, masacrados y quemados hasta la muerte. Mi abuelo recibió un disparo en la cabeza de un francotirador. Él no murió en el acto. Se desangró durante toda la noche en su casa". Yihye pudo ser evacuado a un hospital al día siguiente, pero murió por su herida.

Después de tres días, cuando el ejército británico entró finalmente en el barrio judío, los disturbios se detuvieron. "El viernes por la mañana salieron a recoger a los muertos", escribió Tuvia. "Un camión pasó de una calle a otra para recogerlos. Cada casa depositaba a sus muertos en la mitad de la calle y los refugiados yemenitas los enterraron en una tumba colectiva, sin funeral y sin ceremonia. Las calles estaban llenas de llanto y lamentos".

Treinta días después de los disturbios la Asociación Judía de Aden en la Tierra de Israel llevó a cabo una celebración por los asesinados en la sinagoga de la comunidad en el número 5 de la calle Lilienblum, en Tel Aviv. Allí la comunidad hizo un llamamiento a la Agencia Judía y a las instituciones del país para hacer todo en su poder para llevar a los judíos de Aden a la Tierra de Israel.

Hace cinco años un pequeño museo se creó en la sinagoga para documentar la historia de la comunidad. Contiene testimonios, documentos, objetos y fotografías. Una esquina del museo está dedicado al pogromo. Un folleto conmemorativo enumera los nombres de las 87 personas asesinadas en los disturbios.

"La comunidad de Aden perdió a 87 personas a causa de la declaración del Estado judío. Su único pecado fue la fundación del Estado de Israel", nos comenta Sasson. Unos meses después de que el estado fuera declarado, hizo aliya de manera solitaria. Su madre, que estaba embarazada, y sus hermanas se unieron a él después. Su padre se mantuvo en Aden hasta 1967, cuando los británicos se retiraron del territorio.

Hubo los que se quedaron en Aden. Según Sasson "no todo el mundo herido durante los disturbios fue localizado. Hay quienes desaparecieron y nunca fueron encontrados. A día de hoy no sabemos dónde están".

El profesor David Michael, director del Departamento de la Piel en el Hospital Beilinson, y hermano de David Gavriel, está enfadado con el estado por no preservar la memoria de los asesinados en los disturbios.

"Cuando se conmemora el 29 de noviembre en las escuelas, no se habla de este pogromo, y está conectado directamente. Es terrible tener que realizar esta comparación, pero un menor número de personas murieron en los pogromos de Kishinev de los que murieron en Aden. Tal vez si hubiéramos tenido un Bialik nuestra memoria hubiera sido visto de manera diferente", comentó refiriéndose al famoso poema de Haim Nahman Bialik, "La Ciudad de la Masacre", escrito después de los pogromos de Kishinev en 1903.

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