Saturday, September 24, 2016

El Judas de Amos Oz o la importancia de mantener una adecuada y conveniente reputación



El martes por la noche, la persona promocionada como el "autor vivo más famoso de Israel" apareció en la BBC para promocionar su último libro. En el transcurso de su entrevista con la anfitriona de "Newsnight", Kirsty Wark, Amos Oz realizó su segunda actividad favorita (después de recibir premios internacionales y de que sus novelas sean convertidas en películas por estrellas como Natalie Portman): "reprobó a la nación en la cual nació y que le convirtió en un icono cultural".

Para ser justos con Amos Oz, atacar al estado judío, algo que realiza con tanta brillantez, es un elemento clave para su éxito en el extranjero. El talento es un factor, por supuesto, pero no es suficiente ni es un prerrequisito previo a la hora de inspirar la adoración entre los literatos y las élites políticas foráneas.

De hecho, si no hubiera sido el "paladín de la izquierda israelí", Oz no habría tenido tantas probabilidades de haber sido invitado por la BBC para hablar de su última novela, Judas, el famoso traidor cuya historia ha constituido según el autor el "Chernobyl del antisemitismo occidental durante 2.000 años" y la base para "pogromos, inquisiciones, persecuciones y el Holocausto".

Desde el punto de vista de la BBC, tener al coronado icono cultural de Israel proporcionando un sello de aprobación a su propia mala opinión del estado judío es una oportunidad que no debe perderse o malgastarse.

Con virtuosismo nacido de la brillantez, Amos Oz consiguió transcender de una supuesta llamada del deber, es decir, de una "defensa" de su patria ante comparaciones que la pintaban con el más malvado de los regímenes.

"Si la gente llama a Israel un país 'desagradable', hasta cierto punto estoy de acuerdo", comentó Oz. "Si la gente llama a Israel la 'encarnación del diablo’, creo que en realidad están obsesionados o enojados. Pero aun así eso sigue siendo legítimo. Pero si su enfado les lleva a afirmar que, por lo tanto, no debería existir ningún Israel, ahí es donde el antisionismo se convierte en el antisemitismo, porque ninguno de ellos ha dicho después de Hitler que Alemania debería dejar de existir, o bien después de Stalin, que no debería existir ningún Rusia".

Oz utilizó un truco similar cuando explicó su oposición al movimiento de boicot del BDS. Es un error, dijo, "porque endurece la resistencia de Israel y profundiza la paranoia israelí de que todo el mundo está [y siempre ha estado] en contra de nosotros. Como si se dijeran, ellos [los boicoteadores] ni siquiera discriminan entre un israelí y otro; nos boicotean a todos y todo lo que hacemos. Ellos nos van a seguir odiando hagamos lo que hagamos, por lo que sigamos siendo malos a cambio".

Además, agregó, los boicots solamente fueron eficaces en el caso de Sudáfrica, "hay que ser muy estúpido para pensar que la medicina que funcionó muy bien contra el cólera, también va a matar otras plagas. Se trata de una especie de pereza mental".

Oz continuación, pasó a equiparar el terrorismo palestino con la respuesta de Israel al mismo: "Hay mucha, mucha gente en Europa... que tiene un punto de vista muy suave con respecto al Tercer Mundo, diciendo: 'Bueno… esas personas han sufrido mucho; usted tiene que entenderlos, es natural que sean violentos'. Sin embargo, cuando se trata de los judíos, a menudo dicen: 'Bueno, ellos han sufrido tanto, ¿cómo pueden ser violentos después de una experiencia así?' ".

Nadie, concluyó Oz, debe ser "100% pro-israelí o 100% pro-palestino. Todo el mundo necesita comprender la complejidad y la ambivalencia del choque entre un derecho y otro, y a veces entre lo malo de un lado y lo malo del otro".

La equidistancia de Oz es repugnante, así de simple. Nada nuevo. Pero la forma en que la difunde entrevista tras entrevista en los medios de comunicación es igualmente preocupante. De alguna manera, el mensaje principal que se extrae de su selectiva y vil pontificación es su reconocimiento de que “la negación del derecho de Israel a existir, o la reivindicación de que no debería haberse establecido" cruza la línea del antisionismo hacia el antisemitismo". Tremenda denuncia la suya.

Hay dos posibles razones para esta farsa. Una es que un famoso izquierdista como Oz se supone que debe hostil a Israel en cualquier tipo de reconocimiento que se le otorgue. La segunda es que nadie, aparte de su anfitriona en la BBC, realmente escucha, oye u entiende lo que dice Oz. Cualquiera de estas opciones refleja un estado muy lamentable de las cosas.

Lo que por mi parte tengo que decir sobre el nuevo libro de Oz, Judas, es que la inspiración a veces llega de uno mismo.

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