Friday, August 26, 2016

¿Cómo me encontré en la parte superior de la lista de "incitadores" de la AP? - Ben Dror Yemini,



La semana pasada, me encontré siendo la estrella de un informe de la agencia de noticias palestina Wafa, la agencia de noticias oficial de la Autoridad Palestina. Resulta que he sido galardonado con el dudoso honor de estar en la parte superior de una lista de "incitadores" entre los periodistas israelíes.

No podía creer lo que veía. Estoy acostumbrado a escuchar ese tipo de acusaciones de una izquierda delirante, ¿pero ser ahora el objetivo de la Autoridad Palestina? Normalmente, si se me permite decirlo, la AP, a pesar de todo, suele ser más sana que la izquierda delirante. Tengo relaciones con algunos de los altos funcionarios de la AP. No estamos de acuerdo y discutimos, pero todavía hablamos los unos con los otros.

El problema es que a pesar de la relación que mantienen algunos israelíes con altos funcionarios de la AP, su  campaña de incitación continua sin cesar. La AP glorifica a los asesinos de judíos, nutre la fantasía del "derecho de retorno" y de una Gran Palestina, y retrata a los judíos como a unos nazis. En lugar de poner fin a la incitación, la AP prefiere seguir realizando esas afirmaciones contra Israel. Así pues, ellos han buscado arriba y abajo, y parece que ahora ya han localizado al mayor incitador.

¿Qué he hecho? ¿Qué pecados he cometido? La AP encontró dos razones. La primera fue un artículo que escribí en contra de los líderes de la Lista Árabe Conjunta por su oposición a una integración de los árabes israelíes en la sociedad israelí. La segunda fue que destaqué en mis escritos un informe que reproducía una serie de comentarios realizados por Jibril Rajoub de apoyo al terrorismo.

Estoy a favor de la integración y de la igualdad, lo confieso. Estoy en contra los que apoyan el terrorismo, también lo confieso. Admirablemente, el informe de la AP es preciso y no distorsionado. No me atribuye opiniones que nunca he expresado. Esas opiniones si me las reprochan continuamente desde esa izquierda delirante. En sus escritos, sí he encontrado una increíble distorsión de mis palabras, a veces presentadas como citas directas que nunca he expresado y con las que estoy completamente en contra.

¿Pero entonces, dónde está esa maldita incitación? En los últimos años he publicado, una y otra vez, artículos a favor de los árabes israelíes. He comentado encuestas que mostraban que una mayoría de la generación más joven de la sociedad árabe es favorable a la integración y a realizar el servicio nacional.

En este contexto, critiqué al diputado Jamal Zahalka, que dijo: "Un árabe que hace el servicio nacional deberá ser expulsado de la comunidad" y contra el diputado Ayman Odeh quién ha elegido liderar un comité contra el servicio nacional o contra cualquier otro tipo de servicio del estado. Tras el asesinato atroz en la calle Dizengoff de Tel Aviv, hablé acerca de mi conocimiento personal de muchos miembros de la familia del terrorista, Nashat Melhem. El asesino, escribí, no los representa, ni tampoco representa a ningún árabe israelí. Por el contrario: la enorme mayoría de los árabes israelíes se oponen a la violencia y el terrorismo.

Entonces, ¿dónde está exactamente esa incitación de la que se me acusa? Resulta que la lucha por la integración de los árabes israelíes representa en realidad para ellos, de manera muy negativa, una lucha en favor de la normalización.

La campaña anti-israelí incluye una feroz oposición a la normalización, una mala palabra para los "círculos progresistas". Ese carácter anti-normalización es la esencia del movimiento BDS (boicot, desinversión, sanciones), qui recibe el apoyo de una parte de los líderes árabes de Israel. Si su visión llegara a triunfar, los médicos árabes no trabajarían en los hospitales israelíes, expertos árabes no acudirían a conferencias internacionales representando a Israel, y no se permitiría la presencia de judíos en los restaurantes árabes. En resumen,  la alienación se incrementaría y el odio se dispararía.

Medios de comunicación como "Muqawamah" ("La resistencia"), tal como quisieran los miembros del partido árabe Balad, crecerían también. Esta es la ideología de un Azmi Bishara, el líder ideológico de Balad, que apoyan abiertamente. El resultado será la ruina para los árabes israelíes. Si esta coalición de locura prospera, se extenderá como al movimiento BDS, Hamas e ISIS.

Pero para su crédito, los árabes israelíes no caen en esta trampa. El porcentaje de quienes se oponen a la integración y a la normalización es cercano a cero. La mayor paradoja, sin embargo, es que la mayoría de ellos sigue votando a unos políticos que defienden el incremento de dicha alienación. Pero paradojas como esas forman parte integral de las contradicciones de la vida: Después de todo, en la mayoría de las encuestas los votantes árabes israelíes aparecen como mucho más cuerdos que su liderazgo.

Por lo tanto, no es una marca de vergüenza que la AP me haya otorgado esa insignia de incitación. Al contrario, es el premio que he recibido por mi lucha contra el terrorismo y a favor de la igualdad y la integración de los árabes israelíes. Se lo merecen.

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