Tuesday, September 10, 2013

La nueva generación de la secta judía caraíta lucha por proteger su lugar en el moderno Israel - Isabel Kershner - NYTimes



Los hombres y los niños ofrecieron sus oraciones en un canto a todo pulmón, levantando los brazos en actitud de súplica, y postrándose, descalzos, en una alfombra roja de felpa que recubría el suelo de la sinagoga. Muchas de las mujeres hicieron lo mismo en un balcón situado por encima de ellos. Fuera, en el patio, Shuki Cohen, el carnicero local, asaba montones de brochetas de pollo y kebabs aromáticas de cordero para la fiesta de la comunidad en las largas mesas dispuestas en la sala adyacente.

En la sede del judaísmo caraíta en esta ciudad del sureste de Tel Aviv, Ramla, las recientes festividades estaban en pleno apogeo por la luna nueva y porque el calendario del movimiento caraíta dice que es el comienzo del mes hebreo de Elul. El problema es que según el calendario hebreo oficial de Israel, su celebración se produce dos noches más tarde.

Esto significa que mientras la mayoría de los israelíes comenzaron a celebrar Rosh Hashaná al atardecer del miércoles, los judíos caraítas no se preparan para iniciar el Año Nuevo judío hasta el sábado, un ejemplo del desafío que mantiene esta antigua secta aferrándose a sus tradiciones en un estado donde el judaísmo es dominado por los ortodoxos.

Para los caraítas, que se separaron del judaísmo rabínico hace más de 1.000 años, ese par de días que les diferencia de la sincronización oficial, es una marca de alteridad. Mientras que la mayoría de los israelíes saben muy poco acerca de ellos, aparte de decir que rezan "como los musulmanes", los caraítas dicen que las autoridades ortodoxas - sus centenarios enemigos - han tratado de utilizarlos en un intento de subsumirlos en las principales actividades rabínicas. Pero una nueva generación de dirigentes caraítas ha asumido esta lucha por afianzar su lugar en el moderno Israel.

"Veo una comunidad decidida a preservar sus costumbres, a diferencia de otras comunidades", dice Neria Haroeh, de 30 años, un abogado que es a la vez el presidente de la comunidad caraíta. "Tenemos una larga historia de fidelidad a nuestra tradición, y no queremos cambiarla". Y añade: "Vemos a los Rabinitas como a unos judíos que se han desviado del camino correcto", refiriéndose de esta manera a las entidades religiosas del estado, al igual que el Gran Rabinato.

Los caraítas derivan sus leyes de las escrituras de la Biblia hebrea, rechazando el carácter vinculante de la ley oral del Talmud y las interpretaciones rabínicas que vinieron después y que han guiado a la corriente principal del judaísmo. El cisma se dice que se originó entre los judíos de Bagdad hace unos 1.200 años. Algunos remontan los orígenes aún más atrás en el tiempo, a las primeras sectas de la época del Segundo Templo, como los saduceos.

Los caraítas y los ortodoxos están de acuerdo en muchos temas, incluyendo las festividades a celebrar. Las mujeres caraítas también tienen un estatus más igualatorio que en la ortodoxia rabínica. Como el Judaísmo de la Reforma y los judíos conservadores (masortis), los caraítas no se adhieren a la prohibición estrictamente ortodoxa de la audición del canto de las mujeres. Las parejas caraítas, ambos, firman un contrato de matrimonio religioso, y a una mujer se le puede conceder el divorcio incluso contra la voluntad de su marido.

Pero a diferencia de la llegada de las denominaciones más populares entre los judíos americanos, y más igualitarias, tanto el Judaísmo de la Reforma como el Judaísmo Conservador, “los caraítas siempre fuimos así”, nos dice Mr. Haroeh.

El número de judíos caraítas en Israel es difícil de conocer, porque no existe un censo de ellos. Los caraítas dicen que está prohibido contar a los judíos, citando un versículo de Génesis 32: "Y tú has dicho, yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud".

En general, sin embargo, se estima que la comunidad tiene entre 30.000 a 50.000 miembros, de los ocho millones de habitantes de Israel. También hay comunidades más pequeñas en los Estados Unidos, Europa y Turquía. La mayoría llegó a Israel desde Egipto en tres oleadas a partir de 1948, cuando se fundó el estado y en 1970. Muchos viven en Ramla o en la ciudad portuaria mediterránea de Ashdod. Otros se encuentran en concentraciones más pequeñas por todo el país.

La comunidad está experimentando un renacimiento. En agosto asistieron a Ramla decenas de niños caraítas a un campamento de verano. Eli Eltachan, el vicepresidente de la comunidad y un gerente de Ericsson, nos dice que los jóvenes profesionales educados, ahora en posiciones de liderazgo, habían traído "un nuevo espíritu".

Shoshanna Eliahu, de la ciudad de Rehovot, asistía a la fiesta de Elul. Nació en 1956 cuando sus padres hicieron su viaje de Egipto a Israel. Su hijo, Elior, de 18 años, con un diamante en su oreja, había venido para recibir una bendición del rabino, porque estaba a punto de ser reclutado en el ejército.

El rabino adjunto de Ramla, Maor Dabbah, de 25 años, dio un sermón sobre la importancia de la felicidad. Luciendo un corte de pelo a la moda, instó a la gente a que comprara una colección ilustrada de reciente publicación con canciones y bendiciones para la familia, y que incluía un disco de un coro caraíta.

Pero en medio de esta nueva energía, algunos rabinos han cuestionado el carácter judío de los caraítas. En el judaísmo caraíta no existe Hanukkah, porque esa festividad no se menciona en la Biblia. Los meses hebreos van estrictamente de acuerdo con el ciclo lunar y no se pueden modificar como en el judaísmo rabínico, en aras de la conveniencia. Las leyes dietéticas caraítas difieren de las de la corriente principal del judaísmo, y mientras que la línea matriarcal por lo general determina quién es un judío, en los caraítas es la línea patriarcal. "Está escrito en la Torah que Abraham engendró a Isaac", dijo Ovadia Murad, el rabino de la antigua sinagoga caraíta en la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Los caraítas tienen y siguen a su propio tribunal religioso, y realizan sus propios matrimonios y divorcios, que están registradas en el Ministerio del Interior. La comunidad recibe un presupuesto estatal y emplea a sus propios rabinos, matarifes y proveedores de otros servicios como los entierros. Pero como la situación de la comunidad nunca ha sido formalizada en la ley israelí, sigue siendo vulnerable.

Hace dos años unos inspectores del Rabinato visitaron la carnicería del señor Cohen y le multaron por mostrar un cartel que declaraba a su carne "kosher". Dijeron que eso era engañoso, a pesar de que en dicho cartel se especificaba que la tienda estaba bajo supervisión caraíta.

La comunidad llevó el caso a la Corte de Magistrados de Ramla y ganó. El juez dijo que multar a la tienda habría constituido un cambio abrupto de la política llevada hasta entonces.

Más recientemente, cuando el Gran rabino dejó de emitir los documentos necesarios para que las parejas pudieran confirmar sus matrimonios y divorcios en el extranjero, la comunidad apeló a la Corte Suprema. El rabino Eli Ben-Dahan, el ministro adjunto de los servicios religiosos, dijo en una entrevista que la expedición de documentos de matrimonio ya se había resuelto, pero que reconocer los divorcios caraítas era más complicado. “Su reconocimiento legal como comunidad religiosa separada”, dijo, “es problemático. Ellos dicen que son judíos, y de acuerdo a nuestra ley religiosa son judíos. Pero no pueden ser judíos especiales".

David Yefet Yerushalmi, de 58 años, un caraíta que se retiró de la carrera militar y vive en el pueblo de Mazliach, cerca de Ramla, nos dice que las autoridades rabínicas "nunca podrán avalar totalmente al judaísmo caraíta”. "Eso", nos dice, "querría decir que ellos estaban equivocados".

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